viernes, 5 de diciembre de 2025

Rafael Guerra Guerrita (III)




NUMERO 45

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Tercera entrega en homenaje a Rafael Guerra Guerrita en el 80 aniversario de su fallecimiento.

De nuevo ofrecemos un fragmento del libro “Califas del Toreo” escrito por Alfredo Asensi. En esta ocasión, retrocedemos bastantes años atrás, y nos encontramos a un joven de 15 años, apodado El Llaverito, y…Bueno, mejor será que sigan este interesante relato que tendrá continuación.


1877: El Llaverito

En Córdoba esta tarde del mes de julio es luminosa y cálida. Corre la temporada de 1877. Aprovechando unos días de descanso en sus contratos Rafael Molina Lagartijo se encuentra entre los suyos. En compañía de su hermano Juan, y de Francisco Rodríguez Caniqui, se dirige al viejo matadero del Campo de la Merced. A sus oídos, entonado por una voz femenina, llegan los aires de una canción.

Rafalito Bejarano

formó un cuarteto divino

con Manene, con Mojino

y el Guerra, su primo hermano

Juan Molina, sonríe al escuchar la copla. Pasa su brazo por la espalda de su hermano, al tiempo que le habla muy acaloradamente.

- Seguro que te van a gustar esos nenes, hermano. Ya ves cómo les cantan las mozas del barrio Quieren ser toreros, y no cesan en pedir oportunidades. El novillote que les van a echar esta tarde tiene ya tres años

-¿Y quiénes son esos nenes, Juan?

- Eso que te lo diga el Caniqui. Él los lleva y los trae. Ha formado con ellos una cuadrilla. ¿No es así, Caniqui?

- Lo que tú dices, Juan. En eso estamos. Bueno, te diré los nenes que van destacando. Se trata de Rafael Bejarano Torerito, un nene mu valiente; Manolillo Martínez Manene, José Diañez Orejitas , Rafael Rodríguez Mojino y Rafael Guerra Llaverito, nene este también con mucho valor. Este no creo

que venga hoy. Su padre es el llavero del matadero y no quiere que su hijo se meta en el mundo del toro. Hoy lo tendrá a buen recaudo.

- ¿Me estás hablando de José Guerra, el curtidor de pieles y portero del matadero?

- Así es, Rafel.

¿Sabes una cosa, hermano? El hijo de Caniqui, al que llaman el Mojino, también está con ellos.

- ¿Lo veremos esta tarde?

Creo que sí. Mira Rafael; Estos nenes, Torerito, Manene, El Llaverito, Orejitas y mi hijo, forman una piña. Siempre andan juntos. Seguro que está con ellos.

- Pues ya tengo ganas de verlos.

Cerca de allí, José Guerra, el llavero del matadero, con el semblante serio, llama a su hijo Rafael al patio de la casa. El muchacho, fuerte y moreno, acude solícito a la indicación paterna. En sus ojos, negros y brillantes, bullen impacientes sus esplendores quince años recién cumplidos

- Aquí estoy, padre.

José Guerra cruza, fugazmente, su mirada con la de su hijo. Con el semblante serio y lacónico se echa al hombro un bulto, una especie de hatillo que descansa sobre una silla de anea

- Acompáñame. Vamos al corral grande del matadero

Rafael Guerra el Llaverito sigue los pasos firmes de su padre. No comprende que está pasando. Él sabe que esta tarde en el corral grande del matadero van a probar a sus amigos de correrías. Un aficionado de muchos posibles, Juan Guzmán, sobrino del matador de toros del mismo apellido, ha traído un novillote para la ocasión. Y estará presente el famoso matador de toros Rafael Molina Sánchez Lagartijo Días atrás su padre le prohibió verse con sus amigos. Nada quería saber del toro y su mundo.

- Padre, sabe usted que esta tarde van a echar un novillo a mis amigos.

- Si, lo sé. Nosotros vamos allí a lo nuestro. A tener cuidado de las puertas.

Rafael Molina Lagartijo se ha situado en una pequeña terraza que corona la pared del viejo matadero. A su izquierda, su hermano Juan Molina, y a su derecha lo hace Juan Guzmán. Abajo, en el pequeño corral, los cuatro torerillos escuchan atentamente a Caniqui

- Ya sabéis. Tenéis que quebrar al novillo por el turno que os he dicho. Si alguien es cogido que se quede en el suelo y los demás a colear ¿De acuerdo? Y a lucirse, que os vigila nada más y nada menos que Lagartijo.

Los muchachos asienten con una leve inclinación de cabeza en tanto observan como su compañero, Rafael Guerra, y su padre, que porta en la mano una gigantesca llave, se sitúa cerca de la puerta por donde habrá de salir el novillo.

- Ya ha llegado el Llavero ¡Suelta el novillo cuando quieras, José!

- Ahora mismo. Venga, Rafael súbete a la tapia y déjame sitio. ¡Allá va!

Bajo la atenta mirada de Lagartijo y sus acompañantes los chavales intentan lucir sus habilidades. El novillo se lo pone muy difícil. Emplazado en el centro del corral espera con sentido. El pequeño Rafael, en lo alto de la tapia, tiene la cara colorada. Se nota la envidia que le embarga. Su padre lo observa de reojo y lee sus pensamientos. Mira al cielo limpio de la tarde y mientras busca algo en la nada azul, recuerda las muchas batallas que ha mantenido con su hijo por su afición a los toros. Gritos, peleas, amenazas. De qué sirve todo. Su hijo le obedece, si, pero a base de palos. ¿Estoy haciéndolo bien? - se pregunta-. ¿Debo de cortar las alas a este halcón? Todo el barrio le habla del valor de su hijo. Y, él, se lo quiere quitar a base de correazos. El azul le da la respuesta. No. Ese no es el camino. Mejor será enfrentarlo con su destino. Ahora es el momento. Vuelve a mirar a su hijo que sigue sin pestañear lo que pasa en el corral. Y, al fin, con voz trémula, mientras acerca hacia sí el hatillo que trajo de casa, dice:

- Hijo: ¿Te atreves tú a torear?

Llaverito, no contesta. Mira al padre con ojos emocionados y descubre que en sus manos está la roída muleta que tantas veces le ha escondido. El muchacho la toma con timidez. La escena no pasa inadvertida para Caniqui que lucha por limpiar de su bota las huellas de una moñiga.

- ¡El Guerra va a dejar torear a su nene! Cucha, Rafaé, a ver qué te parece el nene del Llavero.

- Ya tengo ganas de ver a ese chaval. Pero con este novillo tan emplazao poco podrá hacer. ¿No te parece hermano?

-Seguro que el padre quiere que se estrelle. A ver si se le quitan las ganas de ser torero.

Sin asomo de timidez ya está en el corral el pequeño Rafael. Decidido y valiente provoca la arrancada del novillo al que burla y recorta varias veces.

Los aplausos de los presentes, rompen la tarde por primera vez asustando a dos palomos zuritos que han venido a beber al viejo pilón. Ladra el viejo mastín del Llavero que asiste emocionado a los quiebros de su hijo. Los pequeños torerillos jalean a su compañero. Y, desde su trono de piedra y cal, Rafael Molina Lagartijo, sorprendido, comenta gratamente con sus acompañantes. Finalmente, se dirige al muchacho

- Muy bien, nene. Coge ahora la muletilla y pasa al novillo. A ver como lo haces.

El pequeño Rafael pasa al novillo por alto y por bajo. Recela la poca casta de la res, ya dominada. No hay nada más que sacar. El Llaverito insiste. Únicamente la voz de nuevo de Lagartijo le hace parar en su vano empeño

- Nene, mas gustao. Tú, serás torero si continúas con ese valor; porque cualidades físicas te sobran. ¿Cuántos años tienes?

- Acabo de cumplir los quince, don Rafael. 

(Continuará)



Alfredo Asensi



Escalera del Éxito 255

José Luís Cuevas. 

Escalera del Éxito 254




 Hermandad de Nuestro 

Padre Jesús Caído


 PUBLICADOS

NUMERO 44

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A raíz de la publicación del poema que dediqué a mi amado nieto David Rodríguez Alonso, cofrade y costalero del paso de Nuestro Padre Jesús de la Rendición, he recibido numerosas felicitaciones de personas amigas, y de aquellos otros que bullen o trastean constantemente en las redes sociales. Tanto unos como los otros, me invitan a continuar publicando las coplas litúrgicas que tengo escritas: las Saetas. Éste canto ha sido, desde los tiempos más remotos, compañero inseparable de las conmemoraciones religiosas que los pueblos han tributado a sus dioses. La saeta, como cualquier otra producción musical, no puede ni debe aislarse del resto de los acontecimientos socio-culturales correspondientes al medio en que nace y se desarrolla. Su vinculación con la Semana Santa andaluza es tan firme que Ricardo Molina, uno de los más prestigiosos intelectuales que han estudiado el fenómeno flamenco, aseguró que está tan estrechamente unida con las procesiones de Semana Santa de Andalucía que no se concebirían éstas sin aquélla.

Como quiera que el racimito de saetas que he escrito tiene como destinatario, Nuestro Padre Jesús Caído, permítanme que primero de a conocer los antecedentes de la Hermandad, que fue creada allá en los últimos años del siglo XVII con la donación de la imagen de Jesús Nazareno por el canónigo catedralicio Francisco Bañuelos y Murillo hacia el 1676. La fundación de la Cofradía tiene fecha de 1765. El barrio de Santa Marina se vuelca con gran fervor hacia la imagen de Jesús. Es el prior de la comunidad carmelita, Fray Andrés de Santa Maria, el que impulsa la formación de la Hermandad, cuyo hermano mayor sería José Julián Vázquez.

Es en el 1779 cuando tiene lugar la primera la primera salida procesional, Jueves Santo. En esa primera estación de penitencia se nombra a la Virgen con la advocación del Mayor Dolor. Su primer recorrido es por la Puerta de Colodro, Alfaros, Plaza de la Compañía y Catedral. Los penitentes de la Hermandad visten túnicas moradas sin cubre rostros y portan cirios.

En el 1818 se produce un enfrentamiento en pleno desfile procesional entre el hermano mayor con otros cofrades, que optan por abandonar las imágenes en plena calle y han de ser los hermanos carmelitas y algunos fieles los que las retornen a su Templo. Este suceso provoca la disolución de la Hermandad. La reorganización de la Cofradía vino dada por la escasez de recursos para presentar a Jesús Caído el Viernes Santo; por ello, cofrades del Alcázar Viejo intentan llevarse la imagen y afrontar ellos los gastos de procesión. Esto provoca una reacción de todo el barrio de Santa Marina, cuyos vecinos se constituyen de forma espontánea en Hermandad, nombrando al sacristán de Santa Marina, Francisco de Paula Valenzuela, hermano mayor. Así es como el Viernes Santo de 1851, Jesús Caído participa en la procesión oficial e incorporan en los desfiles siguientes a la Virgen, Nuestra Señora del Mayor Dolor.



En 1874 Manuel Taguas Reyes, es nombrado hermano mayor cuando la Hermandad se encuentra en una situación pujante, llegando a realizar estación de penitencia en solitario el Jueves Santo, además de participar en la procesión oficial del Viernes.



La vinculación con la tauromaquia y con los estudiantes del colegio Virgen del Carmen, a espaldas del convento San Cayetano, son algunas de las características más notables. De hecho, la presencia de toreros en su nómina de hermanos ha sido una de las tónicas generales a partir del siglo XIX.

En 1862, el primer matador de toros en ser directivo fue José Dámaso Rodríguez “Pepete", tío abuelo de “Manolete". Tras él llegaría Rafael Molina Sánchez “Lagartijo", que daría fama a la “Hermandad de los Toreros", depositando su confianza en el vice hermano mayor Rafael Hidalgo Rodríguez, que consigue aumentar los ingresos de la Hermandad significativamente. En este año se estrenan unas andas para Jesús Caído y se restaura la imagen.



José Dámaso Rodríguez “Pepete",

Rafael Molina Sánchez “Lagartijo",

Durante el siglo XX ésta será una de las pocas hermandades que mantenga una actividad digna de tenerse en cuenta. Hermanos mayores como González Laguía, Miranda Rey o Flores González se suceden en estos años. Como Rafael Flores es una persona muy vinculada al mundo del toro, desarrolla una labor intensa que lleva a superar los trescientos hermanos, pero será en el 1922 cuando la situación da un giro inesperado con la llegada a la dirección de la Hermandad de Eduardo Quero “Marqués de la Mota del Trejo” y su esposa Soledad, cuyo mandato será fundamental para el devenir de la Cofradía en lo referente a la adquisición de nuevos enseres, así como la incorporación de efectivos humanos.

Las reformas que se promueven durante esta época en la Hermandad determinan el carácter posterior de la misma, llegando hasta nuestros días, como el hecho de la concesión de los títulos de Real y Pontificia, la confección de los bordados de la Virgen, la nueva túnica de Jesús Caído o la realización de los nuevos respiraderos para el paso de Nuestra Señora del Mayor Dolor, piezas desconocidas en Córdoba por esa época. Asimismo, la advocación de la Virgen se completa con el nombre de Soledad, en homenaje a la Marquesa principal impulsora de todas estas reformas.


Finalizada la Guerra Civil en España, la dictadura franquista se muestra propicia a las celebraciones de carácter religioso, entre ellas la Semana Santa. Las Cofradías reciben un fuerte impulso aumentando el número de hermanos y fundándose o reorganizándose otras.



En el 1939 y tras un periodo de decadencia, la Hermandad de Jesús Caído elige a un hermano mayor del barrio de Santa Marina, cuyo futuro parece empezar a vislumbrase como el de uno de los matadores de toros que mayor fama y renombre alcance en la historia del toreo, su nombre: Manuel Laureano Rodríguez Sánchez “ Manolete". La llegada del diestro cordobés a la Hermandad supone un nuevo impulso que se plasma en la realización de un nuevo paso para la imagen de Jesús Caído, y por otra parte la consolidación de la popularidad de la Cofradía con un aumento considerable del número de hermanos.

Letras de saetas:

¡Capataz! Por Dios te pido

dile a tus costaleros,

que sobre sus hombros heridos,

llevan al Cristo de los toreros

Nuestro Padre Jesús Caído,

La sangre corre por tu frente

solo mirarte da frio,

Cordero Inocente

Padre Jesús Caído

te condenan a muerte.

De San Cayetano has salido

entre saetas y rezos,

y al cerrase han crujido

las puertas de tu Templo

Padre Jesús Caído.

Te negaron tres veces

Padre Jesús Caído,

¿Cómo pudieron atreverse?

si tú eres el mejor nacido

y orgullo de los cordobeses.

Antonio Rodríguez Salido. –

Compositor y letrista. –Escalera del Éxito 176. -

José Luis Cuevas 

Fotografías, Montaje y Editor

Escalera del Éxito 254















Años posteriores al fallecimiento de Manolete, la "Hermandad del Caído" acordó nombrar miembros honorarios de la misma a los diestros cordobeses José María MartorellRafael Soria Molina “Lagartijo” Manuel Calero "Calerito", Rivas y Joselete. De esta forma continuó la tradición de ser llamada "La Cofradía de los Toreros".







TOREROS PERIODISTAS Y AFICIONADOS ACOMPAÑANDO  A SU CRÍSTO  EL CAÍDO