Anécdotas de la Historia del Toreo: Rafael Sánchez “El Pipo”.
Rafael Sánchez “El Pipo ” fue uno de los personajes más conocidos en el mundo del toro. Apoderado de grandes figuras del toreo como Manuel Benítez “El Cordobés”, José Fuentes, Curro Vázquez o “Espartaco” padre, nunca se acostumbró a que éstos decidieran cambiar de aires y comenzar una nueva etapa.
No comprendía que diestros a los que había llevado hasta lo más alto del escalafón no le tuvieran el suficiente respeto y reconocimiento como para continuar a su lado.
Por Paco Uribe.
Así fue. Del Guerra a El Cordobés. El Pipo, Manolete y ‘El Mechas. Para quienes no han leído este libro, los invito a un corto viaje en el que hago un recuento de la historia y anécdotas de este genio y soñador nacido en Córdoba en 1912 que empezó su vida vendiendo gambas a matadores como Rafael Guerra (Guerrita) y Rafael Gómez (Machaquito).
Un día, El Guerra le preguntó: “a cómo el kilo de gambas?” a lo que respondió tímidamente : a 5 pesetas. Lo mira Machaquito y le responde que a ese precio tendría que volver a torear.
Un domingo salían dos grandes que eran devotos de la vírgen de los Faroles. Estaba un hombre pidiendo limosna, y El Guerra mete la mano en el bolsillo y se le cae una moneda al suelo y no la encuentra. Rafael Molina, Lagartijo, le pregunta ,qué buscas? Dos pesetas que se me han caído. Lagartijo prendió fuego a un billete de cien y se los dio al Guerra,y le dice: a ver si las encuentras.
Cuenta El Pipo que Lagartijo fue el más generoso,todo lo repartía ya que no tuvo hijos. Por eso nació el dicho de que cuando alguien invita espléndidamente, se dice esto es una LAGARTIJA.
Las primeras experiencias de este extraordinario bohemio e insaciable genio de Tauro.
Dándose cuenta de un tentadero en la ganadería de Florentino Sotomayor , en Córdoba la Vieja, donde estarían El Guerra, Zurito, Antonio Cañero el famoso rejoneador, y Manolete como aficionado en sus primeros dias, y para que su padre lo dejara ir ya que se oponía a la afición de su hijo, le pidió que le llenara una cesta de mariscos y le prometió que la vendería toda.
Total, saltó la tapia,toreó como aficionado,los mariscos se los comieron los invitados y menudo lió con su padre……….regresó sin mariscos y sin “EL PARNÉ” para pagarlos.
La amistad con Manolete y el momento de la muerte en Linares.
Ya con la amistad del monstruo de Córdoba,asiste a su alternativa en Sevilla de manos de Manuel Jiménez Chicuelo como padrino, Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana como testigo, con un encierro de Tassara, ligando de esta forma una eterna amistad.
Una cómica y frívola anécdota del Pipo.
Estando con Cámara, apoderado de toda la vida de Manolete, se hallaba El Pipo en compañía de una bella morena y Manolete le pregunta: “cómo está la gachí?”. Fenomenal en la cama, contesta el Pipo y Manolete insinúa : cuando te canses de ella me la dejas que yo la apaño, con tan mala suerte que torea ese domingo en Valladolid y es corneado en el pené quedando en la clínica después de enviarle Manolete a la gachí 2 barreras para después ir a cenar, quedando sin tentar la becerra,y tapado dentro del burladero (la clínica).
El Pipo sigue a Manolete.
En el año 44 El Pipo sigue a Manolete por toda España, y se convierte en el seguidor número uno del monstruo Manuel Rodríguez. Lo ve en 73 corrida.
El magnetismo del Califa llega al colmo de lo inesperado una tarde en la plaza de Linares,- narra en su libro Rafael Sánchez el Pipo-, que esa fue una de las únicas tardes que no lo vio torear.
Esa mañana del fatídico día estando Rafael Sánchez en la cervecería tropical en la calle de Alcalá, en Madrid, se encuentra con el crítico Antonio Bellón que de paso iba a recoger a Cámara y le invita a que suba al coche.
El Pipo desiste sin saber que su ídolo caminaba hacia la muerte.
Pasa algo muy extraño. El Pipo se levanta después de la siesta y exclama : He soñado que han corneado a Manuel,y momentos después entrando a la cervecería Tropical le avisan de la cornada de Manolete y salen a buscar al Doctor Jiménez Guinea a quien localizan en el Escorial.
Llegan a Linares, se reúne Jiménez Guinea con los Drs. Garrido y Tamanes que se oponen a otra transfusión.
Manolete ve entrar al Pipo, tal vez preguntándose,y qué hace este que no estuvo en la corrida, a qué habrá venido. Manolote le pide un cigarrillo a su primo Cantimplas,y pronuncia la dolorosa frase; No siento la pierna.
En ese momento el Dr Jiménez Guinea hace una pequeña incisión en la muñeca al diestro agonizante y le pide que cierre los ojos.
Manolete le dice que los tiene cerrados,se agarra de la cama y exclama: ” Que disgusto le voy a dar a mi madre ” y fallece.
Las distintas épocas y El Cordobés.
Uno de los pocos taurinos que vivió profundamente las diferentes épocas y transiciones de la evolución de la fiesta pasando por el proceso cartesiano del Gallo para continuar con los iconoclastas empezando por Belmonte hasta llegar a su ídolo Manolete.
Evolucionó el Pipo en sus conocimientos taurinos viviendo paralelamente las épocas de figuras como Belmonte y Domingo Ortega , tiempos en que se empieza a torear con los brazos,y que perfecciona Manolete pegando pases uno detrás de otro, es decir, ligando,y pisando terrenos diferentes,pasando por la inclusión del peto y la transformación del toro con movilidad ,al toro que se torea en las cercanías,ese toro moderno , de mucho peso y cada vez hecho un marmolillo porque tiene menos movilidad.
Las Escuelas.
En sus tertulias expresaba El Pipo que la única Escuela que determinaba la esencia pura del toreo, eran el valor y el arte, no importaba de donde viniera, si de lo rondeño o la Castellana,o de la que se inventó El Cordobés, la heterodoxa, la de la publicidad moviendo despachos y sometiendo a las empresas con el slogan de “cita con la muerte” o “aprendiendo a morir”.
La única muerte del Pipo, la estocada final, fue la de la traición,la de su propia creación, el Cordobés, que fue creado como Dios. El Pipo lo creó de la nada y El Cordobés.
Otra anécdota del Pipo.
Corría el año 1970 cuando “El Pipo” y Curro Vázquez se encontraban alojados en un hotel de México. El diestro de Linares había decidido dar por finalizada su relación de apoderamiento con Rafael, decisión que le comunicó en aquel mismo lugar.
“El Pipo”, presa de la decepción y el despecho, no dudó en acudir hasta la cafetería del hotel, donde tomó más copas de las recomendables. Ebrio, quizá demasiado, subió hasta la habitación del toreo, se colocó frente al espejo y sacó una pistola del bolsillo.
Curro Vázquez, completamente atónito, observaba las lamentaciones de su apoderado, que no paraba de repetir ¡Qué pena, Pipo, qué pena! ¡Otro torero que se te va después de haberlo encumbrado! Mientras lloraba amargamente miraba de reojo a su torero para ver si la escenificación surgía el efecto esperado.
Finalmente no hubo víctimas que lamentar pues la pistola de “El Pipo” no tenía balas.
Lejos de suicidarse Rafael Sánchez “El Pipo” falleció el día 15 de noviembre de 1987 a consecuencia de una hepatopatía crónica.